domingo, 8 de septiembre de 2013

Jorge Eduardo Eielson

La poesía confunde el conocimiento: el conocimiento es débil. La poesía ayuda al conocimiento: el conocimiento es débil. El conocimiento, en cambio, no agrega nada a la poesía. Una metáfora puede ser el núcleo de un sistema filosófico. Un sistema filosófico no basta para desentrañarla: no olvidar nunca que una metáfora es un organismo vivo, la réplica espiritual de un organismo viviente. La elección de un lenguaje, de un verso, de un vocablo, cae dentro de los límites de una función irreversible. La forma del poema depende de la perfecta coherencia de sus partes y recibe el nombre de vida. Y dentro del ámbito de las fuerzas vivientes, el menor error, la menor falsedad, el menor gesto superfluo produce un monstruo.
No hay sino una sola posibilidad para escribir un poema: no creer en las palabras.


(“Para una poética en preparación” (1955). En: Arte poética. Lima: Ediciones del Rectorado de la PUCP. 2004. pp. 510.)

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