La poesía
confunde el conocimiento: el conocimiento es débil. La poesía ayuda al
conocimiento: el conocimiento es débil. El conocimiento, en cambio, no agrega
nada a la poesía. Una metáfora puede ser el núcleo de un sistema filosófico. Un
sistema filosófico no basta para desentrañarla: no olvidar nunca que una
metáfora es un organismo vivo, la réplica espiritual de un organismo viviente.
La elección de un lenguaje, de un verso, de un vocablo, cae dentro de los
límites de una función irreversible. La forma del poema depende de la perfecta
coherencia de sus partes y recibe el nombre de vida. Y dentro del ámbito de las
fuerzas vivientes, el menor error, la menor falsedad, el menor gesto superfluo
produce un monstruo.
(“Para una
poética en preparación” (1955). En: Arte
poética. Lima: Ediciones del Rectorado de la PUCP. 2004. pp. 510.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario